Antes que nada quiero darles la bienvenida, muchas gracias por visitarme y leer esta historia, la que tanto disfruté escribiendo.

Nada podría hacer para agradecérselo,

Pablo Sanz.


Disclaimer

Los Personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de la señora Stephenie Meyer, autora de la Saga Crepúsculo, y por lo tanto, esta novela es solamente un Fan Fiction de mi autoría, que no guarda relación alguna con ella o cualquier otra cosa referente a su persona.
Aclaro esto, para evitar malos entendidos.

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sábado, 7 de agosto de 2010

Capitulo Cuatro: Susto


Gracias por su paciencia!

Espero que lo disfruten...

Y recuerden...

El amor concede a los demás el poder para destruirte...



Susto

Como era de esperar, la noticia de que Jake me acompañaría a Juneau, logró que alcanzara un grado de felicidad supremo, al que nadie podía pasar por alto, en especial, mi querido tío Jasper.

Habían pasado tres días desde que Jacob había aceptado viajar conmigo, por lo que todo lo referente a sus asuntos de Alfa, ya estaba hablado y arreglado, entonces se encontraba capacitado para ausentarse de forma indefinida. Como Leah había abandonado la reserva, y ahora Jake partía conmigo, Seth, Embry y Quil pasarían a formar, provisoriamente, parte de la manada de Sam.

En La Push había, hasta el día de la fecha, diecisiete hombres lobo, algunos de ellos convertidos en tales desde el tiempo en el que los Vultiris vinieron a Forks, y los cuales no habían pasado los once años de edad, al momento de su transformación. Ahora, sin embargo, todos aparentaban una edad que rondaba los veintitantos años, y en especial Sam, que en realidad tenía en ese momento unos veintiocho años, parecía menor de lo que en realidad era.

La magia Queliute lograba milagros entre su gente.

Como mi novio no tenia mucha ropa, especialmente porque la mayoría se destrozaba por sus repentinas transformaciones, y por otro lado siempre estaba vestido solo con un pantalón corto, nos vimos obligados a realizar una visita a un centro comercial, para que Jake dispusiera de las suficientes prendas para nuestro viaje. Como era de esperar, no le agradó para nada nuestra excursión.

Mi prometido odiaba ir de compras.

No ayudó para nada que nos costara muchísimo encontrar ropa de su talle, ya que las que le quedaba lo suficientemente larga, era extremadamente ancha para su cuerpo esbelto y la que le iba bien en talle, resultaba demasiado corta.

Sin embargo, frente a todos estos percances, pudimos, entre los vendedores y yo, armar un vestuario de invierno lo suficientemente extenso para mi Jacob.

Volvimos a Forks con muchas bolsas encima. Más de las que él hubiera querido, claro.

Luego preparó las valijas, que quedaron apartadas hasta el día de nuestro viaje. Su ropa nueva no lo emocionó en lo más mínimo

El cumpleaños de mi madre pasó sin nada digno que contar. Como en realidad a ella no le gustaba celebrarlo y, al fin y al cabo, tampoco era un cumpleaños real, ninguno de nosotros se sintió desilusionado por no festejar con una gran fiesta el acontecimiento. Teóricamente, tendría que estar cumpliendo veintiséis años, aunque claro, estaba lejos de aparentar esa edad.

Sin embargo, la casa estuvo llena ese día. Charlie, Jacob, Seth, Sue, Sam y toda su familia, estuvieron presentes para conmemorar la fecha. Mi padre hizo una excelente comida para agasajar a nuestros invitados, quienes, desde luego, no estaban en nada sorprendidos en que los vampiros no probaran bocado. Al atardecer, los Cullen estábamos nuevamente solos.

Jacob hubiera querido quedarse, pero algo en la mirada de mi padre le aconsejó que no era propicio agitar las aguas innecesariamente, por lo que partió con todos los otros miembros de La Push.

Como siempre había sido demasiado ansiosa, no tenía mucho para hacer. Las cosas del viaje estaban listas hace semanas, y como ahora tenía un departamento en Juneau, no era necesario que me pusiera a ver cuartos de alquiler ni algo por el estilo.

Le pregunté a mi madre, por pura curiosidad, como era el lugar que habían comprado.

– Bueno, la verdad es que no se muy bien – Había dicho – Porque en realidad ninguno de nosotros lo vio nunca. Lo compró un agente inmobiliario, conocido de tu abuelo, y él dice que es grande y bonito.

Bueno, ese era un tema solucionado.

El viaje estaba programado para una semana exacta luego del cumpleaños de mi madre. Tomaríamos un avión desde Seattle hacia el aeropuerto de Juneau. Y luego, confiando en que mi auto llegue antes que nosotros a destino, porque lo enviaríamos un día antes, manejaría el corto trayecto que separaba el aeropuerto de la ubicación de nuestra nueva morada.

Jacob se mostraba feliz por acompañarme. Ahora estaba mejor de ánimo, aunque también lamentaba dejar a su padre. No obstante, la idea de nuestra pequeña aventura lo entusiasmaba.

– La verdad, tienes que saber que no era de los más listos en el instituto, eh... – Me dijo cuatro días antes de marcharnos. – No se cuanto tiempo voy a durar en la universidad. – Se carcajeó, con ese sonido tan armonioso que era su risa.

– ¡Claro que te irá bien! Vamos a estudiar mucho y vamos a ser los mejores de la clase. – Le respondí.

– Vale, si tú lo dices... – Contestó.

Estábamos en la playa, disfrutando de lo poco que nos quedaba de tiempo en la reserva.

Luego de un momento, a nosotros se unió Quil, acompañado por la pequeña Claire.

Aunque claro, tal vez fuera un error llamarla pequeña. Era tres años mayor que yo.

La niña de diez años, muy simpática y hermosa, corrió a nuestro encuentro. Había tenido grandes oportunidades de conocerla, pero sobre todo en el ultimo tiempo.

Ella estaba al tanto de toda la magia que rodeaba a su tan especial amigo, y también acerca de las demás chicas lobo de La Push.

– ¡Nessie! – Me saludó con esa voz tan parecida al canto de un pequeño pájaro. Me abrazó con fuerza, e hice lo mismo, porque de verdad, Claire me caía muy bien.

Era extraño haberla conocido cuando tenía 4 años. En ese entonces, yo aparentaba una edad muy próxima a ella. Aunque en realidad mi mente era ya la de una adulta, nos hicimos amigas rápidamente. Ahora, estando yo lejos de una apariencia de diez años, todavía teníamos esa camarería propia de dos grandes amigas.

– ¡Clary! Cuanto tiempo sin verte, amiga... – La saludé. Quil se acercó a nosotros, se había quedado atrás ante la repentina carrera que había empezado la niña para alcanzarnos.

– ¡Muchachos! – Saludó – Perdón por interrumpirlos, es que Claire quería pasear por la playa. – Se disculpó innecesariamente.

– Pero no es necesario que nos des disculpa alguna. – Le dije, sonriendo. – Hace mucho que no veía a mi gran amiga.

– Quil me ha dicho que se irán por un tiempo. – Dijo Claire, mirándome. – ¿Es eso cierto, Ness?

Su moreno rostro reflejó gran tristeza.

– Sí, eso es cierto. Nos marcharemos a Alaska. A la universidad. – Le contesté, acariciando su mejilla.

– ¿La universidad? – Preguntó, de pronto notoriamente interesada.

– Claro, algún día tú también podrás ir. – Le prometí, sonriendo.

– Sí, me gustaría mucho estudiar en la universidad, quiero ser una gran doctora aquí en la reserva, como el doctor Cullen.

Me enterneció completamente lo mucho que esa niña confiaba en mi abuelo. Y que aspirara a ser una profesional como lo era él. Las cosas eran indudablemente diferentes en la reserva de La Push. Como nunca antes lo habían sido.

– Entonces eso es lo que serás, Claire... Nunca dudes de ti misma. – Le dije, repentinamente conmovida.

– Debemos irnos, Claire. Dejemos a los chicos disfrutar en paz. – Le sugirió Quil a la niña. Ella lo miró, obediente, y se giró por ultima vez hacía Jake y hacía mi, para despedirse efusivamente.

– Adiós, chicos. – Saludó el hombre lobo también, antes de encaminarse para otro paraje de la playa de media luna.

Los observé marcharse. Quil parecía envuelto por un halo de paz, que irradiaba desde el mismo centro de su cuerpo. Era algo muy diferente a los temblores que tenían antes de transformarse. Más bien, era todo lo contrario. Pero esa paz solo era fruto de la compañía de Claire.

Por un momento, sentí con urgencia la necesidad de apretarme al pecho esbelto de Jacob.

Lo tomé entre mis brazos, teniendo cuidado de no lastimarlo, porque ciertamente era bastante más fuerte que él.

Eso le molestaba más de lo que estaba dispuesto a aceptar.

Por un momento, estuvimos los dos, solo pendientes de escuchar el sonido de nuestros corazones, tan alocados, que en conjuntos, sonaban más como un zumbido que como un repicar.

– ¿Cómo ha tomado Billy tu partida? – Le pregunté luego de un rato.

– Bien, creo yo. No me dijo nada negativo, solo que me cuidara y que no hiciera tonterías. – Jacob sonrió. Bueno, pedir que mi novio no haga tonterías era una batalla perdida antes de empezar. Si tenía veinticuatro y todavía le gustaba hacer cosas de críos, era de entender que su padre le hiciera tal petición.

– Espero que no hayas prometido nada, porque desde luego, sabes que eso es imposible. – Sonreí. Él hizo una especie de puchero con sus hermosos labios llenos, y me costó trabajo no acercarme para besarlo. Aunque en realidad, no era un buen lugar para hacerlo.

Nos levantamos de nuestro lugar en la playa, y caminamos por todo el largo de la reserva. Como siempre, íbamos tomados de la mano. Era sorprendente el contraste que había entre nuestras pieles. La mía era pálida, muy blanca. La de él era morena, de un profundo color cobrizo, que también emitía cierto resplandor al contacto con la luz. Esto no era fruto de ninguna anomalía, simplemente, todos en la reservan emitían esa tonalidad dorada de sus pieles rojizas.

La reserva era un lugar precioso. Con sus pequeñas casas distribuidas una muy cerca de la otra. Con sus niños corriendo y jugando por toda la extensión húmeda del suelo.

Muy pocos de los queluites sabían que sus leyendas ancestrales era en realidad crónicas de un pasado verídico. Enseñanzas para enfrentar a los tan temidos enemigos.

Los Fríos.

Ese secreto estaba resguardado solo en las personas que formaban parte de la magia.

Sam era su líder, y Jacob también. No había enemistad entre ellos, aunque ambos estaban envestidos de tanto poder, que a veces, los choques simplemente no se podían evitar.

Los queliutes elegían a quien seguir, incluso los que no tenían idea de que en realidad ellos eran enormes lobos que protegían la tribu.

Y aunque el patriarca natural debería de ser mi Jacob, Sam lo hacía igual de bien.

Su estilo era más autoritario, y sobre todo, mucho más planificado y sobrio. Sam pensaba cada paso antes de darlo. La meticulosidad era uno de sus fuertes. Sin embargo, subestimaba a todo el mundo. No por arrogancia, porque el líder de la otra manada no era una persona soberbia, pero estaba seguro de que el único que debía enfrentar el peligro era él. El único capacitado para hacerlo.

No era por orgullo, sino por temor.

Temor de que aquel que consideraba más débil no pudiera con el cometido que tenían que cargar ellos sobre sus espaldas.

Jacob era diferente, no podía decir si mejor o peor, porque sus estilos eran tan diferentes que no era posible compararlos.

Mi prometido dejaba que cada uno dejara libre su instinto. Que confiara en lo que le decían sus impulsos. Aunque también evitaba que hicieran tonterías, y se imponía con respeto ganado, no a través de la fuerza que le daba su condición de Alfa.

Recordé una de las veces que los acompañe a patrullar por el bosque. Una excepción que los otros lobos habían permitido al no ser yo una débil humana, sino alguien tan rápido y fuerte como ellos.

Era muy temprano por la mañana, y era necesario que no se dejaran ver por ningún humano. Desde luego, a nadie le parecería normal la aparición en escena un lobo gigante del tamaño de un caballo.

El sol apenas estaba saliendo por el horizonte, y sus colores amorronados todavía se confundían con la vegetación y los tonos tierra de las montañas circundantes.

Se deslizaban con un sigilo felino, impropio y en completo contraste con sus voluptuosos cuerpos, avanzando lentamente hacia los picos montañosos, uno de los lugares preferidos de los inmortales para pasar desapercibidos por estas tierras del norte.

Eran una unidad coordinada, funcional y, tenía que admitirlo, mortífera.

Ningún vampiro estaba a salvo con ellos cerca.

No obstante, conocía unas cuantas excepciones.

Aunque no había habido mucha emoción en los años trascurridos desde los Vulturis, aún seguían atentos ante cualquier posible invasión masiva de vampiros hambrientos de sangre humana.

Sabían que podrían contar con nosotros, los Cullen.

Alice vería con anticipación cualquier amenaza que se cerniera sobre nosotros. Era demasiado poderosa como para que alguien pudiera eludirla.

– ¿En que piensas? – Preguntó Jacob, cortando el hilo de mis pensamientos. También mi mente era algo fácil de distraer.

– En varias cosas. Ninguna significativa... – Contesté, restándole importancia al asunto.

Seguimos caminando por la playa, ese lugar hechizante donde pocas cosas resultaban imposibles.

Una cosa sí era segura.

El amor en La Push, viviría para siempre. Sin que haya que involucrar la inmortalidad en ello.

Ahora que nuestro viaje estaba programado, mi padre había levantado los toques de queda y los horarios. Al fin y al cabo, no tenía sentido restringir nuestros encuentros en Forks, si luego estaríamos juntos varios meses.

Igualmente, solo veía a Jacob unas horas al día. El resto del tiempo, lo ocupaba haciendo otros quehaceres. Ayudando a mi tía Rosalie con los coches, cosa que a decir verdad no me gustaba, porque me manchaba el pelo o cualquier otra parte del cuerpo, pero que me hacía sentir bien porque me gustaba estar con ella. También jugaba con mi tío Jasper al ajedrez, luchaba con Emmett, aunque era difícil que me ganara. Era muy rápida para él, y además introducía imágenes en su mente para confundirlo. No paraba de quejarse de que hacía trampa, pero nunca le molestó en lo más mínimo.

Varias veces restauraba construcciones con mi abuela, o asistía a mi abuelo en alguno de sus trabajos como doctor. Cosas simples, nada que involucrara sangre.

Vivir en la casa Cullen resultaba tan gratificante como formar parte del más fantástico cuento de hadas. Las cosas se sucedían con tanta naturalidad y rodeadas de todo ese amor, que resultaba ilógico sentirse solo. Era imposible. Cada uno de los miembros de esta familia, tenía una cualidad que lo hacía resaltar de los demás. Y no me refería a un don.

La bondad de Esme, la compasión infinita de Carlisle, la tenacidad de Rosalie, la mente aguda de Jasper, el aire risueño de Alice, la jocosidad de Emmett, la abnegación de mi madre, y el temple de mi padre.

Todos conformábamos un hogar, un lugar donde pertenecíamos, un lugar donde nunca nos sentiríamos aislados o desplazados.

Los últimos días en Forks fueron muy hermosos.

Mis padres me prestaban mayor atención, y parecían dispuestos a consentirme a todo, por el tiempo que no estuviera con ellos.

Un martes, antes del viaje, me encontraba en la habitación de mis padres. Estaba buscando algo que necesitaría para el viaje. Fotografías.

Porque no bastaba con tener una memoria y sentidos completamente agudos para tener presentes a todos los que amas.

En las fotografías podía ver plasmados cuando quisiera los hermosos semblantes de mi amada familia.

La cabaña en el bosque todavía estaba llenas de muchas cosas, aunque sabía que los álbumes tenían que estar por allí. Nuestra morada del bosque todavía se conservaba tal y cual la recordaba. Sus sillas desiguales, su piso de piedras lisas, como una alfombra. Su techo bajo, su chimenea en forma de colmena. Un lugar precioso pero, vale aclarar, un tanto pequeño.

Nos habíamos mudado de nuevo a la casa grande ante la insistencia de Carlisle y Esme, que ampliaron la mansión hasta construir un piso más, para que todos pudiéramos habitarla.

Entonces, entre las repisas, atrás de todos esos papeles, que incluían varios documentos con las varias identidades de mis padres, tíos y abuelos, pude encontrar lo que estaba buscando.

El álbum del matrimonio de mis padres.

Abrí la primera página.

En ella había pegada una invitación de la boda. No era la primera vez que la veía, pero siempre lograba entusiasmarme.

Seguí a las hojas siguientes, repletas de fotografías hermosas.

Una de las primeras mostraba un arco enorme de flores. Abajo, se encontraban mis padres, vestidos tan elegantemente que me causó gracia.

Mi padre era simplemente el ser más perfecto sobre la tierra con ese esmoquin negro azabache. Y mi madre, con su traje de novia, blanco e inmaculado, resplandecía desde el mismo centro de su alma.

Era extraño verla así.

Claro que la había visto cuando todavía no era un vampiro. Pero ese primer recuerdo estaba lejos de lo que veía en ese momento a través de las fotos. En ellas se la veía hermosa, humana.

Pude darme cuenta de las cosas que teníamos en común a través de esas fotografías.

No solo los ojos, que eran idénticos hasta el último detalle. Sino también la forma en la que se curvaban los labios al sonreír, la redondez de las mejillas, e incluso la forma de ruborizarse era muy parecida.

Suspiré, y elegí de entre ellas, las que más me gustaban.

Tome también retratos de Emmett, Jasper, Rosalie, Alice y mis abuelos. De entre mis propias cosas, saqué también una foto en la que Charlie me esta sosteniendo cuando era un bebé.

Recaté, también, una foto de mi abuela Renée.

Mi mente volvió seis años en el pasado. Cuando el invento de la enfermedad de mi madre no se pudo sostener más con mi abuela materna.

Ella estaba desesperada, llamando a diario desde Jacksonville, esperando saber cuando podría ver nuevamente a su hija tan enferma.

Esa fue la primera vez que salí de Forks.

La mejor forma de explicarle las cosas a Renée era frente a frente, pero ella no se podía dar el lujo de tomarse un avión desde la soleada florida y venir al pequeño y lluvioso pueblo en el que vivíamos.

Llegamos al atardecer, cuando del sol solo quedaban unos atisbos rubíes en el horizonte, incapaz de alcanzar las pieles diamantinas de mis padres.

La reacción de mi abuela fue muy parecida a la que podía recordar de mi abuelo. En sus rostros, ya de por sí pálidos, escapaba el color, fruto de la sorpresa enorme que causaba el nuevo aspecto de su hija.

Pero resultó que Reneé fue incluso más fácil de convencer que Charlie. Se creyó la historia de que mi madre había estado al borde de la muerte, y que para salvarla habían tenido que concurrir a las habilidades más prodigiosas de la medicina.

El resultado, era esa transformación. La palidez extrema se debía a las medicaciones constantes que tenía que tomar. El color de los ojos, una reacción anómala a las gotas que debía usar para esterilizar sus ojos. La no exposición al sol la explicaba con una supuesta sensibilidad a la luz solar que había adquirido la piel durante el tratamiento que había intentado salvarle la vida.

Mi abuela no volvió a hacer más preguntas, y procuró que su hija siguiera al pie de la letra las supuestas recomendaciones del medico con respecto a la exposición solar. Le prohibió salir de la casa durante el fin de semana que estuvimos allí.

Mi presencia fue bastante más difícil de explicar. Aunque mi abuela pareció quererme desde el primer momento, estaba preocupada cuando mis padres nombraron la supuesta enfermedad que tenía, una muy rara que producía un salto de la niñez a la adolescencia en tan solo unos pocos años.

Le dijeron, al igual que a Charlie, que era una sobrina de mi padre, desamparada y huérfana, que no tenía otra familia aparte de Edward Cullen.

Todo resultó muy raro, pero era necesario enfrentarse a ello tarde o temprano.

Quizás se debió a que ella también lo quiso creer así, porque me cuesta aceptar que exista en el mundo una persona tan ingenua como para tragarse semejantes embustes. Si se analizaba a conciencia lo que mis padres dijeron, hubiera sido muy fácil darse cuenta que lo que decían no tenía ni pies ni cabeza.

Pero también pensé en las circunstancias.

Carlisle había empezado a preparar a Charlie y a Renée para lo peor, cuando sucedió lo del embarazo. Algo que podría haber pasado.

Me estremezco al pensar que podría haber causado la muerte de mi madre. La persona a la que más amaba en el mundo...

Entonces, hechos a la idea de que su preciosa hija pudiera morir en cualquier momento, fue más que un alivio recuperarla, por lo menos de esa forma extraña, que no terminaban de entender.

La cuestión, sin embargo, ya estaba resuelta. Renée se conformaba con dos llamadas a la semana, un mail diariamente, y una visita una vez al año.

Y con eso era completamente manejable.

Recordé los comentarios de mi abuelo. En cuanto viera a mi padre, le contaría lo que Charlie me había dicho.

El día de mi cumpleaños se me había pasado por alto decirlo, y luego, con todo el tema de la partida a Juneau se me olvidó por completo.

Guardé las últimas cosas que necesitaba durante el transcurso de la tarde, e inicié los preparativos para esa noche, ya estaba invitada a comer a La Push. Más precisamente a la casa Black.

Paul y Rachael, la hermana de Jacob y mi futura cuñada, asistirían también a esa cena. Ellos estaban juntos hace un poco más de siete años. Todavía no se habían casado, como Sam y Emily, pero pronto lo harían.

No tenía idea de que ponerme. Sabía que no era nada serio, solo una cena con mi futura familia. Pero aún así, estaba dividida entre lucir simple y práctica o hermosa y delicada.

Al final, lo primero ganó sobre lo segundo, e improvisé un conjunto que incluía una blusa azul oscura y unos jeans.

Si mi tía Alice me hubiera visto salir, seguramente me hubiera desheredado. Pero esa noche no tenía la necesidad de mostrarme hermosa. Simplemente quería compartir una cena con el hombre que amaba. Con él y con su familia. Nuestra familia.

Me despedí apresuradamente de mis padres, que estaban solos en la casa porque todos los demás había salido de caza.

– Adiós, papá, mamá... nos vemos cuando vuelva – Dije al marcharme luego de darles un abrazo a cada uno.

Corrí en dirección al garaje, y encendí el motor del auto.

Llegar a la reserva solo me costó unos minutos, y tan solo unos más acercarme a la casa de mi prometido.

Allí estaban todos los demás convenidos, excepto Jake.

– ¡Renesmee! Que bueno es verte de nuevo. – Saludó Rachel. No nos veíamos muy seguido, ella había estudiado en la universidad y ahora trabajaba a tiempo completo en Seattle, por lo que tampoco estaba mucho en la reserva. Aunque se hacía el tiempo suficiente para estar con su novio.

– Lo mismo digo, Rachel. – Le sonreí.

– ¡Nessie! – Saludó Paul. Y se acercó a estrechar mi mano. Luego del apretón hizo como si se limpiara la mano con la servilleta.

– Tonto, Paul... ¿De verdad quieres desafiarme? Soy demasiado rápida y muy peligrosa para un tierno cachorrito como tú. – Le previne, no sin antes sonreír.

Ambos reímos, pero en ese momento llegó Jacob, que no era muy partidario de ese tipo de bromas.

Al verle, me tiré en sus brazos, y me entregué absolutamente al calor que irradiaba su cuerpo. Por un segundo, nos miramos a los ojos, y hubiera jurado que estábamos solos en toda la tierra.

– ¿Dónde estabas? – Pregunté una vez que recuperé el hilo de mis pensamientos.

– Solo haciendo una ronda de rutina. – Se encogió de hombros. – Ya sabes... no es que haya mucho que hacer por aquí.

– Bueno, esa una señal grandiosa. – Dije.

Jacob bufó, pero intentó no poner los ojos en blanco.

– No tiene gracia ser hombre lobo si no tienes vampiros asesinos a quienes matar. – Contestó, como quien dice que el tiempo esta fresco.

Luego sonrió.

Sus palabras no me causaron la mínima gracia. No era bueno que estuviera buscando el peligro. Él tenía que mantenerse a salvo, porque eso era lo correcto. No correr por ahí viendo si hay algún vampiro despiadado a cual haya que borrar del mapa.

– Es solo una broma... – Se retractó, al ver que mi rostro se había ensombrecido repentinamente.

Suspiré.

– Esta bien... no hagas más ese tipo de bromas. – Le dije, en un tono serio, para que entendiera que de verdad no me resultaba divertido.

Entramos a la casa, y nos acomodamos en la pequeña estancia, la cual tenía la justa medida para que los cinco comiéramos un poco apretados.

Nadie se había esforzado mucho. No era necesario en una cena de familia. Jacob había comprado cinco pizzas grades.

Él y Paul se comieron dos cada uno, y Rachel, Billy y yo, terminamos entre los tres la que quedaba.

La noche era fresca, con una llovizna muy fina, pero persistente, que empapaba absolutamente todo. Nos mantuvimos adentro, conversando de puras tonterías, y también un poco del viaje a Juneau.

Mi suegro estaba relajado, sentado en un sitio de siempre, con el mando a distancia en su mano. Charlando como todos nosotros, riendo de las anécdotas que contábamos, contando él algunas, echándole una ojeada al televisor, acomodándose en su asiento.

Por eso, no hubo ningún signo que nos haya hecho pensar que fuera posible lo que pasó a continuación.

Billy apuntaba con el mando a distancia, decidido a cambiar de canal, pero entonces, el artefacto perdió estabilidad en sus manos, y comenzó a caer.

Yo, que estaba a su lado, y en un acto completamente reflejo, estiré levemente la mano, y lo tomé.

Estaba por dárselo de nuevo, cuando me di cuenta de que no se había caído accidentalmente.

Billy estaba tieso, su rostro tenía una palidez enfermiza, completamente diferente a su habitual tono cobrizo. Su cutis estaba cerúleo, desprovisto completamente de toda vida. Levanto la mano derecha para sujetándose con fuerza el brazo izquierdo. Se convulsionó levemente, y cayó con todo el peso de su espalda en el respaldo de la silla de ruedas.

Su cabeza colgaba ahora hacia atrás, tenía los ojos cerrados y había perdido por completo el conocimiento.

No necesité mucho tiempo para saber que había tenido un infarto.

Fui, de nuevo, la primera en reaccionar.

– Jacob, debemos llevarlo al hospital... ¡Ha tenido un infarto! – Le dije a mi novio, que todavía estaba con el rostro rígido en dirección a su padre, incapaz de entender que es lo que había pasado.

– Papá... – Consiguió titubear Rachel, que parecía haberse pegado a su silla. Su rostro solo denotaba miedo, y miraba a todos lados, como buscando una solución al problema en la casa.

– No, esperen, será mejor que llame a mi abuelo. Solo él podrá decirnos que podremos hacer. Paul, saca de mi bolso el móvil. Busca el nombre de mi abuelo y ponme al auricular. – Dije tan rápido que ni siquiera sabía si lo había entendido bien.

Tan solo un segundo después, Paul colocaba el móvil en mi oreja, y este estaba sonando. Al segundo pitido, alguien contestó.

– ¿Diga? – Dijo mi abuelo desde el otro lado.

– Abuelo, escucha, necesito tu ayuda, creo que Billy ha tenido un infarto. Todavía no hacen dos minutos. Por favor, tienes que ayudarnos.

Se escuchó exactamente el momento en el que Carlisle había dejado de respirar.

Luego hubo un momento más de silencio, él que luego respondió:

– Salgo para allá. Acuéstenlo en la cama. No intenten despertarlo, y si recobra el conocimiento, no dejen que haga ningún esfuerzo. ¡Manténganlo recostado! – Cortó.

Mi abuelo llegó tan solo unos minutos después. Había realizado en corto camino que separa la mansión Cullen de La Push en tan solo unos minutos.

En la cabaña de Jacob no podía atenderlo como era necesario, y en el hospital era arriesgado presentarse. Mi abuelo había dejado de aparecer en público hace varios años.

Tuvimos que transportarlo a casa. Que fue una gran idea porque allí contábamos con todas las cosas necesarias para ayudarlo.

– Ha tenido una falla importante a nivel cardiaco. – Dijo mi abuelo una vez que había logrado estabilizarlo, unas horas después. – Lo mejor será mantenerlo inconciente, al menos por ahora.

– Carlisle, ¿Puedes decirme si se pondrá bien? – Preguntó Jacob, que estaba demasiado preocupado.

Mi abuelo no quería mentirle, por lo que suspiró y dijo:

– No lo sé, Jake. Eso depende del daño que haya producido la falta de oxigeno a su sistema. Creo que actuamos con rapidez, y seguramente no habrá ninguna secuela, pero por ahora tiene que descansar.

Billy estaba recostado. Inconciente por efecto de los fármacos que mi abuelo le había proporcionado por vía intravenosa. Su semblante era ahora apacible, aunque seguía muy pálido.

No me había dado cuenta lo delgado que estaba. También tenía muchas más arrugas que de costumbres.

Siempre lo había considerado como un hombre sin edad. Pero evidentemente la situación me demostraba lo equivocada que estaba. Esa noche podría haber terminado de la peor forma posible.

Mis padres estaban en la sala, pendientes ante cualquier cosa que Carlisle podría necesitar ante una recaída de Billy.

Jacob tomó asiento al lado de su padre, y yo me acomodé en su regazo, y lo abracé por el cuello.

– No te preocupes, se pondrá muy bien. Lo sé. – Le susurré para animarlo.

– Eso espero, pobre viejo... – Suspiró – De verdad no me había dado cuenta de que los años sí estaban pasando para él.

– Realmente lo siento. Pero él se pondrá bien. Puedo sentirlo, Amor.

Estuvimos toda la noche sentados al lado de Billy, que no despertaba y cuyo estado parecía permanecer estable. Mi abuelo se presentó unas veces en la noche para comprobar algunas cosas, pero por otro lado, no se vio obligado a realizar ninguna otra cosa sobre el enfermo.

Y el sol asomó detrás de las nubes que cubrían el cielo que se cernía sobre los altos acantilados de la península de Olympic.

El firmamento paso de ese color azul oscuro, a un violáceo profundo, para transformase luego en una capa gris perla, que se extendía a sus anchas.

El padre de Jake seguía durmiendo, pero su cutis no era tan espectralmente pálido como lo había sido la noche anterior.

Nos levantamos de nuestro asiento, y bajamos a la estancia.

Estaba vacía, pero la puerta trasera estaba completamente abierta. Nos deslizamos por ella, y caminamos por el césped húmedo.

– He estado pensando en el viaje, Nessie. – Comenzó Jake a decir.

– Oh, no pensemos en eso ahora, Jacob. Todavía faltan un par de días, y si Billy no mejora, podremos partir más adelante. Podemos aplazarlo una semana, no creo que haya problema.

– Si precisamente de eso quiero hablar. No quiero aplazarlo... no voy a ir a Juneau. Tengo que quedarme aquí, con Billy. Estoy seguro de que lo entiendes.

– Claro que lo entiendo. Está bien, no te preocupes. Nos quedaremos los dos, cuidando de tu padre. – Le dije.

– No, no es eso lo quería decir... yo no iré, pero tú sí. – Dijo, muy seguro de lo que estaba hablando.

– No, Jake. No puedo irme lejos si sé que tú estarás aquí, cuidando de tu padre. – Le contesté.

– Sí, eso es lo que harás. Ese era el plan original, y yo lo había aceptado porque tú quería demostrar que no eres una niña. Ve a la universidad, disfruta tu aventura, y luego vuelve a mí... para siempre. – Me miro a los ojos, esos ojos oscuros tan profundos y hermosos que es difícil no perderse en ellos.

Negué con la cabeza. No quería irme sin él.

– No – Repetí. – Si Billy no podrá valerse por sí mismo, y necesita que te quedes, yo no me iré.

– No seas tonta, Renesmee. Tú quieres hacer ese viaje, y yo no voy a estar contigo simplemente porque estaré aquí. No conozco otro lugar que no sea Forks, y estoy contento así. – Miró el horizonte. – Este es el lugar donde pertenezco, y no deseo irme de aquí, a menos que sea completamente necesario. – Tomó fuertemente mi mano. – Pero eso no quiere decir que tú tengas que quedarte conmigo y dejar de vivir tu vida. De eso no trata el amor. Estaría mal que te quedaras si lo que deseas es irte. ¿Acaso las relaciones no se sobreviven haciendo pequeños sacrificios uno por el otro? Bueno, este es él mío. No tienes que cumplir todos mis caprichos y yo tampoco los tuyos. Has ese viaje, yo estaré aquí, esperándote.

Nos detuvimos un momento, al borde del río.

– ¿De verdad eso es lo que quieres? – Le pregunté.

– Eso es lo que me parece lo más correcto. – Contestó, que no era lo que le había preguntado.

– No tienes que ser siempre el más fuerte, Jake. El que resista siempre las adversidades... puedes quebrarte en algún momento, las situaciones pueden superarte, no tienes que fingir conmigo.

– No estoy fingiendo, Ness. Solo hago lo que creo que es lo correcto, y si la situación se me va de las manos, serás la primera en enterarte. – Dijo, esta vez intentó sonreír un poco.

Tampoco para mí será fácil estar lejos de ti, Jake. – Le dije. Quería que supiera que a mi no me era menos difícil irme sin él a mi lado. Yo lo amaba, y deseaba que él estuviera conmigo, tanto como deseaba mostrarme a mi misma que estaba lista para vivir la realidad.

Tal vez se deba a que era una criatura malcriada. Siempre había obtenido lo que quería. Y en ese momento, necesitaba dos cosas que en cierta forma eran incompatibles.

Pero mi viaje no era algo menor. ¿Cómo podía amar a Jake como es debido, con toda seguridad y como se lo merece, si no estaba segura de mi misma? Primero, antes de arrojarme al amor eterno, debía afianzar mi autoestima. Porque si sabía algo, era que para amar a una persona pura y desinteresadamente, primero hay que sentir lo mismo por uno mismo. No con vanidad, no con presunción, sino con humildad. El amor es un espejo, la vida es un espejo. En la cual hay situarse adelante y plantarle cara, sintiéndose seguro del reflejo, porque para dar amor, hay que tener amor. ¿Entonces como podía yo quererme a mi misma si ni siquiera sabía si era capaz de sobrevivir por mis propios medios? Ese era mi conflicto interno.

Pensar que en realidad era una inútil para todo, y que dependía pura y llanamente de mis padres y Jacob para todo. Era aterrador pensar en ello.

Pero sabía que el lugar de mi amado era Forks, y sobre todo La Push.

– No pensé ni un solo segundo en todo este tiempo que fuera a ser algo fácil para ti, mi amor. – Contestó Jake.

– Lo siento, de verdad. Sé que la mejor solución a todo esto es que olvide ese tonto viaje. Y me quede aquí al lado tuyo.

– Esa no sería la mejor solución si te causa daño. – Jake me tomó en sus brazos y me abrazó estrechamente. – De verdad no creo que seas una mala persona por irte. Entiendo tu necesidad de crecer. – él rió. – Estuviste rodeada de todos nosotros desde el primer momento en el que abriste los ojos. ¿Acaso has estado realmente sola algún momento de tu vida?

Reí con él.

Nunca había estado sola. Pero no anhelaba la soledad. Solo quería un tiempo para mí misma.

– No quiero esto si te lastima. A ti o a cualquiera. – Respondí. Que tampoco era lo que él había preguntado.

Vale, no era el único que podía eludir el tema.

Soltó una carcajada. La primera que oía después de la noche anterior. Deshizo el abrazo y me miró a los ojos.

– Las cosas seguirán como estaban planeadas hasta hace unos días. Tú irás a Juneau, disfrutaras de tu año de universitaria, y luego volverás a mí. Lista para pasar conmigo muchos, muchos años. – Me sonrió.

¿Cómo lograba ser tan buena persona conmigo? ¿Acaso me lo merecía?

– ¿De verdad no hay forma de que sea diferente? – Pregunté. Al perecer Jacob ya había tomado todas las decisiones importantes por mí.

– No, no la hay. Pero quizás haya una forma de que te sientas menos culpable por irte. – Dijo, sorprendiéndome.

– No te entiendo. – Admití, intentando encontrar algún significado especial a lo que acababa de decir.

– Te lo iba a preguntar después de la cena... pero bueno, luego pasó lo de mi viejo... y vale, no ha quedado otra oportunidad, quizás ahora sea buena idea. –

Otra vez estaba nervioso.

Buscó en sus bolsillos. Solo tenía puesto un par de pantalones y una remera de mangas cortas. No hacía calor, el otoño había comenzado a exponer sus primeros vientos.

Sacó una pequeña caja negra. Simple y delicada.

No quería aventurarme a pensar nada. Pero Jacob, de repente me dedicó una sonrisa encantadora, con todo el brillo de sus dientes blancos.

– Bella me ha ayudado a comprarlo. Edward no sabe nada, quizás sea bueno no decírselo todavía. Tu sabes, no es que le tenga miedo... – Puso los ojos en blanco. – Pero no quiero problemas si se pueden evitar... – Rió.

Mi corazón prácticamente había dejado de latir. Ahora solo era un zumbido constante.

– ¿Qué es eso, Jake? – Pregunté, con la voz ahogada, incapaz de hablar claramente.

Él no contestó, solo se puso de rodillas delante de mí, que estaba parada a lado del lecho del río. El día era bello, con el cielo encapotado, pero con una luminosidad hermosa, con los árboles meciéndose lentamente a nuestro alrededor, como testigos expectantes de lo que estaría por pasar. Las gotas caían ahora lentamente, como pequeñas caricias sobre mi rostro y el de Jacob.

Sostuvo la caja en alto, y con un pequeño movimiento, la abrió.

El anillo era simple, de oro, delgado y brillante.

Y era un regalo de mi Jacob.

Por lo que inmediatamente lo vi, me pareció lo más perfecto en toda la tierra.

– Renesmee Carlie Cullen, ¿Quieres casarte conmigo? – Preguntó, sonriendo como un ángel moreno.

– Claro que sí. – Contesté con un hilo de voz. – Claro que quiero, Si te amo como cada célula de mi cuerpo.

Tomó el anillo de la caja, y lo introdujo en mi dedo. Al verlo en mi mano, me sentí tan feliz... tan emocionada.

Al escuchar mi respuesta, mi prometido se puso de pie, y como si estuviera hecho de pétalos de rosa, tomó mi rostro entre sus manos, y me acercó lentamente a él.

Ese breve transcurso me pareció una eternidad. Pero cuando me encontré con sus labios, todo ese tiempo me pareció justificable.

Nos besamos diferente a como lo habíamos hecho hasta ahora.

No con pasión. Sino con deliberada lentitud, dándonos tiempo de explorar el sabor del otro.

Me rendí ante su amor, tan exhausta por la emoción del momento, que me dejé caer por completo en sus brazos, pero en ningún instante dejamos de besarnos. Eso resultaba demasiado difícil.

Recorrí su rostro, rozando con mi boca cada parte de su perfecto semblante, tan calido al tacto. Besé sus parpados cerrados, sus mejillas ardientes, su mandíbula cuadrada, y terminé de nuevo en sus labios carnosos.

Al separarnos, lo primero que hice fue colocar mi rostro sobre su pecho esculpido.

– Te amo... – Susurré.

– Yo también, Nessie. – Dijo.

– Iré a Juneau. – Dije. – Pero luego volveré, lista para casarme contigo, para no abandonarte nunca más. ¿Entiendes? – Le dije.

– Eso es exactamente lo que quería oír. – Sonrió.

Y nos quedamos allí, contemplando la naturaleza.

Pensando en el futuro, esa fuerza caprichosa que no podíamos manejar. Y de la que nadie nos podía advertir.

Pero que nos pertenecía, porque Jacob Black y Renesmee Cullen habían nacido para estar juntos.

Ese fue el pensamiento que me permitió marcharme sin culpas. Porque nada podría interponerse a un amor tan fuerte.

Mis padres era un ejemplo.

Y pronto, Jake y yo seríamos otro.


IR A CAPITULO CINCO

49 comentarios:

Maite dijo...

me encanto aunque me siguen pareciendo cortos cada vez quiero mas jajajajaja; muy bueno de verdad felicidades y espero elquimto capitulo muy pero muy pronto!

Anónimo dijo...

wwwwwooooooooo___!!!!!
Q emozion!!!!
Sta zuPr ST Kpitulo....M NKnto

aileen cullen dijo...

Weeee...!! cada ves te superas a ti mismo!!! felicidades Pablo, me encantoooo, jejeje tienes un excelente talento....se te kiere

Sary Madera dijo...

Se esta poniendo bueno esto!!
Felicidades! esta super espectacular, me fascino este capitulo bueno lo malo es el infarto de Billy :( pero la propuesta de matri fue lo máximo!!
Como siempre quedo con ganas de mas... Asi q espero el próximo pronto!
Sary Madera- Colombia

Anónimo dijo...

Demasiado bueno igual que los otros..... felicidades Pablo lo estan haciendo genial

Anónimo dijo...

*___________________________* AAAAAWWWWWWWWWWWW qe hermooosooooooooooooooooo!

Anónimo dijo...

super genial !!! espero que algun dia que sea muy pronto todo lo que escribes salga para la pantalla grande y que tengas muchos existos mas

Anónimo dijo...

me enkanta jajajaj bufff no veo la hora de k yegue el 5 y el 6 eres genial y cada vez te dgo lo mismo aces feliz a muxa gente kon esta historia asi k sigue asi, eres el mejor!!!!!!!!!desde españa un besooooo

Anónimo dijo...

hola Pablis, de nuevo te felciito....esta muy bueno este capítulo..----y que susto ehh...excelente...éxitos..

....----Angélica Villarreal (Colombia)----....

Anónimo dijo...

exelente cada vez mejor, pero lo senti tan corto... ya quiero que llegue el proximo capitulo. Graciass!!!

Katri y Lisu dijo...

Sinceramente no esperaba que le fuera a pedir matrimonio. Que bueno es!!! :3
Ya me había emocionado el viaje con Jake.
Espero ansiosamente el siguiente capítulo.

Anónimo dijo...

me encanto es lo mejor :) pablo Sanz sabes escribir DEMASIADO bn simplemente ME ENCANTA (: espero el 5to capitulo! jajjaajajajajaajjaajajajaj Me encanta el final ....pero quiero mas mas mas mas mas mas mas mas (:

Anónimo dijo...

de verdad Pablo te felicito de todo corazon, desde el primer capitulo llevo enganchada y no veo la hora de que salgan mas obras de arte como las que estas haciendo, espero que como han dicho antes llegues muy lejos porque tienes un talento nato,un beso desde Alicante(España), esperamos el proximo con ansia¡¡¡no tardes jejjejejeje (Mar)

Anónimo dijo...

Wow me encanto este capitulo.. ahora a esperar el siguiente.... ay soy muy impaciente... jeje bueno esto es muy bueno!!! suerte!!! tienes talento!!!!

Salu2 desde Mexicoo!!!!
:D

vero capote dijo...

mas mas mas mas woww ame este capitulo y todo el libro estasuper bueno se q algun dia seras un escritor super reconocido dano el quinto capitulo y deja de torturarnos... aki te dejo una frase q me parece ideal para reneesme y jacob leela porfa


NI LA DISTANCIA ENORME PUEDE DIVIDIR DOS CORAZONES Y UN SOLO LATIR

PD:AMO ESTE LIBRO!

Anónimo dijo...

Pabli!, esta G E N I A L! Ow.. lastima lo de billy, pero el matrimonio! oh dios.. Tienes un don! y ese don hace que de alguna extraña manera, los lectores sientan los sentimientos, de los personajes! Gracias!, Gabriela Hudsoon

Anónimo dijo...

pabli esta super genial siempre ke leo lo ke escribes me pararece tan corto eske no haguanto las ganas para ver como termina y felicitaciones x lo ke estas asiendo!!!!!!!!! att:tati

Anónimo dijo...

que bueno,cada capitulo es más emocionante...me hace querere leer más y más.

Anónimo dijo...

me encanto ..definitivamente pablo tienes un gran don...siempre nos dejas "picadas"...ya quiero saber del otro capitulo!!!...esta zuper bueno..quiero leer el proximo capitulo lo mas pronto posible...
...nohemi alvarez..colombia

Anónimo dijo...

Simplemente Genial El Capitulo. Me Encanto, Espero Ansiosa El Siguiente !

Felicitaciones !

Anónimo dijo...

TA MUY BUENO EL CUARTO CAPITULO...
EN SERIO SIGUE ESCRIBIENDO NU MAS KE SEGUIREMOS LEYENDO...

estefy paredes dijo...

Esta hermoso.....pero hubiera sido bueno otro titulo como...susesos o algo asi porque m parece k lo mas importante es la propuesta pero bueno....sta fullllll bien sigue adelant chaus.............
Estefy Paredes Ecuador

Anónimo dijo...

que lindo es precioso, hermoso,adorable no tengo palabras para describirlo

Anónimo dijo...

MUY BIEN TE FELICITO CADA VEZ QUE LEO COSAS SOBRE LA SAGA ME ENAMORO UN POQUITO MAS SIGUE ASI NUTRIÉNDONOS Y LLENÁNDONOS DE ESE AMOR INFINITO QUE TODOS COMPARTIMOS POR LA HISTORIA DE AMORRR MÀS LARGA
ATT: LA FLAQUIS

Marina dijo...

caada vez qe termino de leer un capitulooo me quedoo facinadaa y quieroo el otroo!!
seguii asi esta muy bueno lo que estas haciendoo!!amoo estaa sgaa y me pusoo muy contentaa que alguien la continuaraa!
besootee!!seguii asi!

Marii...desdee Argentiina _:)

Anónimo dijo...

felicidades..cada vez q leo me quedo mas emocionada tratando de imaginarme a los personajes esta historia es muy bella espero q algun dia sea reconocido tu talento..hermosa historia de amor.....

Anónimo dijo...

muchas felicidades port u historia espero y sigas escribiendo mass sobre los vampiros mas famosos del mundo, me encata tu libro ojala y algundia lo publiques, porque me ncanttaria tenerlo en mi biblioteca personal y ps nuevamente felicidades... un consejito podrias escribir otro libro que diga que paso despues del final de amanecer una continuacion de edward y bella sierto tiempo despues y un nuevo peligro... te dejo mi comentario y espero que lo tomes en cuenta.

Anónimo dijo...

me encanto todo lo que has escrito me parece que describes a nessie casi como yo la imagine un poco parecide a balle pero muy cullen, me gustaria que siguieras escribeendo mas y te deseo mucho exito con el libro si lo publicas

Anónimo dijo...

Por dios no puedo creer lo excelente que escribes! Esta historia es un consuelo para mi (ya que me he leido cada libro como 12 veces, sin mentirte)
Simplemente kiero seguir leyendo mas y mass!!
Te felicito por esta continuacion, es muy original!
Espero que alguien vea esta historia y se la traduzca al ingles a Stephenie Meyer y ella pueda ver lo talentoso que eres ;)
y asi se anime a seguir escribiendo la saga de Crepusculo :D
Soy feliizz leyendo esta historia!
Muchiisimo exito para ti, haz un libro, en serio!

Att: Emily, Venezuela :)

PD: ansiosa por el capitulo 5 :D <3

kaori de cullen dijo...

oohh!!
bellisimo!!..estuve re-bonito!!
ya kiero k salga el5º!
una pregunat:pork no hacen un libro de esto?
me refiero a k pork no lo venden en las libreriaS?
serian muy popular!pork son bellisimos!
mis felicitaciones al autor!

Anónimo dijo...

¡Mas!¡Mas!¡Mas!¡Mas!¡Mas!¡Mas!¡Mas!¡Mas!... Me encanta!!!!!!!!!!!!!! es increíble, tienes muchísimo talento muchacho de verdad. Gracias por encaminarnos en esta historia... Y el 5??? 6?? 7?? 8??... Lo espero con mucha emoción...
FELICIDADES!!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Tienes qe publicar el capitulo 5 no puedo esperar mas...
Felicidades

Anónimo dijo...

Hola, oye tu historia esta super genial, graxias a ti ya no me da miedo subir la historia de vampiros q escrivi ase unos años, es estupendo conoser a alguien ke le gusta esta historia tanto como ami DE VERAS MUXAS GRAXIAS. me encantaria ke pudiaramos ablar ++++++++ personalmente como escritora a escritoria, seria super si.......... ke historia tan siper.
ps:ten cuien no mencionar cosasantes de decirlas en si ok, del resto, la historia me a cautivado, espero ke podamos ser amigas o asta colegas de escritura.

ashley ; ) dijo...

te quedo muy bien este quinto capitulo como los demas. Espero con ansia el sexto.
Besos y saludo para chile

Jesica dijo...

wuauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu! Estas cumpliendo exactamente todo lo que yo pensé que pasaría luego de terminar de leer amanecer. Siento un tremendo deja vu, lo que me imagine que pasaría con lo que leo en tu libro! te juro que es cierto!incluso el hecho de que hayan pasado 7 años.lo primero que pense fue " que bueno estaria que hagan un nuevo libro con Nessie ya crecida, pasados esos 7 años hasta su madures" me encanta! y repito wuauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu =)

mel... dijo...

en verdad amo como escribes!!!
ya quiero que sea viernes! quiero seguir leyendo!!!!!!!!!!!

lisy dijo...

Bueno Pabli en este capitulo ya contestaste a todas las preguntas y dudas que te pusieron en los comentarios de capitulo anterior.
Este te quedo fabuloso!
Besos y abrazos con cariño de..

LISY

Anónimo dijo...

Esta Muy bueno esto, ayer empece con el primer capitulo, hoy leei hasta el cuarto, pronto podre ponerme al corriente con los otros, felicitaciones

Poly dijo...

es impresionante como se me pasan volando los capitulos, me los devoro jajaja es que son muy emocionantes

Anónimo dijo...

te amo or acer esto eres el mejo r escritor del mundo entero TE AMOOOOOOOOOOOOOOOO

Anónimo dijo...

REALMENTE INPACTANTE! Mee encanta , Adioos.
Sophie de Argentina.

valeria dijo...

¡¡¡¡¡VALGAME DIOS!!!! no se uqe decir me.... has dejado impactada.... en serio no se que decir

Anónimo dijo...

gracias por continuar esta historia..........
!!!!! muchas gracias ¡¡¡¡¡

aldu dijo...

me encanta, solo hay 4? pregunto xq no se bien como leerlode todos, pero estan geniales !!!

Anónimo dijo...

aww, me hizo sacar lagrimitas este capitulo... kt

Anónimo dijo...

Por favor, pobres padres de Renesmee que solo han estado siete años con ella y ya se va a casar y a irse a vivir a otra casa, seguro. Es demasiado. No tiene ni pies ni cabeza, es injusto, además estoy segura de que Bella no querría que se casara tan pronto, aunque hubiera estado de acuerdo en todo lo demás. Y por favor, no repitas tanto luego, que no se dice " luego de un rato" sino depués de un rato.

DapHnE dijo...

me encanta !!!

Anónimo dijo...

Excelente!!!
Acabo de darme cuenta de la existencia de este libro, y me engancho desde que lei el prefacio...
Es un trabajo magnifico. lo bueno es que yo no pase por esperar semanas para uno capitulo nuevo.
Puedo leer todos seguidos.!!!!!!
¡BUEN CAPITULO! =)
Paty - Chihuahua Mexico

Maevehf dijo...

Aquí casual leyendo en el 2020. Ya lo había leído por allá por el 2012 pero me gustó tanto que quería releerlo